Los documentos del FONADAN: Danzas Agrícolas

FONADAN, Danza de los Acatlaxquis, grupo proveniente de Puebla, fecha no registrada, diapositiva color 35 mm, acervo CID 41-36-16.

Para los antiguos mexicanos, nada tan vitalmente importante como esos movimientos, esos cantos,
esas danzas […] se trataba de asegurar la marcha regular de las estaciones, el regreso de las lluvias,
la germinación de las plantas alimenticias, la resurrección del sol.
(Soustelle, pp. 151-152)

Como señala Amparo Sevilla, las danzas tradicionales de México expresan el medio social y natural que rodea a los danzantes. El movimiento corporal da cuenta de la relación que tienen las comunidades agrarias con su medio natural. La fauna aparece mediante la imitación o con la utilización de partes del animal; el mundo vegetal se hace presente con las flores, bordadas o de papel, cuya función va más allá de lo meramente ornamental. En estas prácticas culturales se entremezcla el culto católico con la veneración a dioses prehispánicos; las danzas tradicionales son una vertiente del catolicismo popular, que sigue un ciclo basado en el calendario agrícola, según las condiciones climáticas de cada región. El tiempo cíclico marcado por la fiesta permite una revitalización periódica de la comunidad, que busca con sus bailes ritualizados propiciar o agradecer las buenas cosechas.

Otras muestran más claramente una ascendencia de otras culturas, por ejemplo: Arcos, Cintas y Tejedores. Los Arcos y Las Cintas, son danzas de origen europeo introducidas en México durante la época colonial. Desde su origen, Los Arcos tuvo relación con la fertilidad y la bailaban comunidades campesinas. Se trata de una contradanza con formaciones en columnas, evoluciones en parejas, tercetas y cuartetas. El nombre se debe a los arcos adornados con flores que los danzantes portan en las manos. Las Cintas, en cambio, es una danza de ronda. Alrededor de un poste de tres metros de alto, con pasos valseados se van entretejiendo veinte listones de colores que penden de lo alto del palo. De acuerdo con algunos investigadores, el origen europeo del “palo mayo” es precristiano y habría sido incorporado en las prácticas de Yucatán y Centroamérica muy tempranamente en la época colonial (Warman, pp. 743-744).

Además de las referencias al devenir de las estaciones o a la muerte y renacimiento vital de la tierra, muchas de las representaciones, como Milperos, Tejoneros o Sembradores, retratan teatralmente la vida cotidiana en las haciendas, las labores en el campo, el control de los animales perjudiciales para los cultivos, etcétera. 

En este último grupo destacan especialmente las danzas del ciclo del Tigre, incluyendo Tlacololeros y Tecuanes, en las que se da caza al animal que amenaza a la comunidad. El tigre es un animal importante para la cultura mesoamericana y muchas representaciones en diversas entidades lo tienen de figura principal. Respecto del Combate de Tigres, característico de Zitlala, Guerrero, dice Roberto Williams García: “Los Tigres, durante el apogeo olmeca, formaban parte de una danza agrícola, realizando el papel de sacerdotes que iban a las cuevas en pos de los granos de maíz: interpretación basada en el hecho bien señalado de que el Tigre era una deidad de la lluvia, colateral a la del maíz. El culto al tigre se ejerció en la región como lo indican las pinturas olmecas de las paredes de las cuevas de Oxtotitlán, en el municipio de Acatlán.”

FONADAN, Danza de los Tlacololeros, grupo proveniente de Guerrero, ca. 1973-1974, negativo blanco/negro 35 mm, acervo CID 89-65.1, rollo 1187/5.

La práctica de danzas del tigre se extiende principalmente en Michoacán, Estado de México, Puebla, Morelos, Guerrero y Oaxaca. Son danzas dramáticas, incluyen diálogos y escenifican la captura de la fiera que causa contratiempos en las zonas rurales. En sus personajes, vestuarios y parafernalia, se nota la influencia hispánica y la estructura social colonial. 

Independientemente de estas separaciones temáticas que hemos propuesto para presentar los documentos en este espacio, hay que recalcar que todas las danzas tradicionales son evidencia del sincretismo cultural ocurrido en México y botón de muestra de la riqueza cultural del país.

¡Conoce las danzas!

Fuentes

Las danzas folklóricas de México, México, SEP-Subsecretaría de Cultura Popular y Educación Extraescolar-Dirección General de Educación Fundamental, 1976, 415 pp., acervo CID libro 3783.

Mompradé, Electra y Tonatiúh Gutiérrez, Historia general del arte mexicano. Danzas y bailes populares, México/Buenos Aires, Hermes, 1976, 239 pp., acervo CID libro 653.

Sevilla, Amparo, “Introducción” en Cuerpos de maíz: danzas agrícolas de la Huasteca, México, Conaculta-Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca, 2000, pp. 13-31, acervo CID libro 183.

Soustelle, Jacques, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista”, México, FCE, 1983, 283 pp., acervo CID libro 3052.

Warman, Irene y Arturo, “Danzas” en Lo efímero y lo eterno del arte popular mexicano, t. II, México, Fondo Editorial de la Plástica Mexicana, 1974, pp. 742-755, acervo CID libro 672.