Siglo XX: reconocimiento e impulso institucional de la medicina tradicional


En los años setenta del siglo XX, a partir de que la OMS acuñó el término “medicina tradicional”, reconociendo con ello la función que tenían las prácticas terapéuticas en países de África, Asia y Latinoamérica, en México tanto las instituciones educativas como el sistema público de salud incorporaron programas de capacitación que contemplaban la medicina tradicional, la partería y la participación comunitaria. Ello produjo gran cantidad de materiales de lectura, muchos de los cuales veían en la herbolaria una opción para población de “bajos recursos”. La preocupación era alcanzar el objetivo de “salud para todos en el año 2000”, establecido en la Declaración de Alma-Ata en 1978. En el acervo del CID hay numerosos trabajos de la Dirección General de Culturas Populares (DGCP), de sus Unidades Regionales y de sus promotoras y promotores culturales bilingües. También el Programa de Apoyos a las Culturas Municipales y Comunitarias (PACMyC) favoreció algunos proyectos.


El área dedicada a las culturas populares de la Secretaría de Educación Pública (SEP) desde sus inicios contempló la necesidad de tener colaboradores que trabajaran en su propio medio, donde la cultura se generaba. Esta idea cristalizó en las Unidades Regionales, donde promotores culturales bilingües desarrollaron investigaciones y recabaron información sobre diversos aspectos de la cultura de sus comunidades, entre ellos la medicina tradicional: “proyectos de salud a partir de técnicas, conocimientos y prácticas de la medicina tradicional de la región: concepto de salud y enfermedad, prevención de enfermedades, recursos vegetales y animales para la curación, nutrición y alimentación, formación de huertos medicinales y alimenticios, herbarios, jardines botánicos, etcétera” [Tragaluz 1, p. 7]. En el acervo documental del CID Alberto Beltrán hay alrededor de 250 reportes de promotoras y promotores bilingües que recabaron información sobre herbolaria, prácticas médicas, curanderos y curanderas de sus pueblos. Dichos materiales están clasificados como “D/MT” y es posible consultarlos en nuestras instalaciones. A partir de esas investigaciones, las Unidades Regionales produjeron folletos y publicaciones austeras, de manufactura propia, con información muy valiosa. Estos materiales hoy son muestra del trabajo institucional histórico de la Dirección General de Culturas Populares.

Los técnicos de Cultura Popular (DGCP-SEP) que trabajamos en las diferentes regiones étnicas nahuas, popolucas y mixes en los poblados de los municipios de Hueyapan de Ocampo, Soteapan, Mecayapan y Pajapan en el estado de Veracruz, así como en San Juan Guichicovi del estado de Oaxaca, nos hemos preocupado por investigar la etnobotánica, en lo cual hemos sido capacitados y asesorados por biólogos y antropólogos que nos han enseñado: 1. a la recopilación (colecta) de las plantas medicinales, así como formas para su cuidado. 2. a la clasificación en fichas para la mayor descripción de las mismas. 3. a realizar entrevistas a los distintos especialistas, personas que tienen sabiduría sobre las plantas, enfermedades, males, etc. Las entrevistas se hacen por medio de pláticas en las propias lenguas (nahua, popoluca y mixe); son muchas las ideas que ellos nos transmiten; nuestro trabajo es organizar ese conocimiento. 4. sobre todo, a reconocer que la verdadera fuente de conocimientos está en los curanderos que viven en nuestras comunidades.

[Isidro Bautista Castillo y Pedro González Sabalza]

Desde 1977, lo que acabó denominándose “proyecto de etnobiología”, abarcaba diversos campos, entre ellos la etnobotánica; el objetivo era “conformar políticas que, a largo plazo, buscaran la revalorización de los conocimientos y tecnologías tradicionales” [Anguiano, Marina, en Tragaluz 2, p. 7]. Este proyecto se aplicó por primera vez en la cuenca lacustre de Pátzcuaro, Michoacán y para 1982 se extendió a otras cuatro Unidades Regionales. Un catálogo de trabajo de 1988 enlista 200 proyectos de la DGCP desde 1979 sobre medicina tradicional. Algunos textos que dan cuenta del trabajo hecho en los años setenta y ochenta son:

  • “Proyecto de capacitación de técnicos bilingües”. Preparado por Evangelina Arana de Swadesh y Benjamín Pérez González, quienes afirman que no había suficientes antropólogos para investigar toda la diversidad del país, por lo que vieron la ocasión ideal para que fueran las propias personas de cada comunidad, que tenían la ventaja de hablar la lengua y de vivir la cultura, quienes hicieran la investigación. Entre los resultados más destacables de este programa, mencionan los referentes al ciclo de vida, al uso curativo de las plantas, las concepciones sobre nacimiento, reproducción y muerte.
  • “Informe de actividades realizadas en la cuenca del lago de Pátzcuaro por el equipo de etnobiología”. A partir de 1977 inicia el proyecto de etnobiología purépecha, con los objetivos de conocer el estado de los recursos naturales de la región de Pátzcuaro y conocer el uso que la propia comunidad hace de ellos.
  • Notas sobre curanderismo en la meseta tarasca, de Silvia Rendón, quien hizo observación directa de un curandero en Ahuirán, a quien se menciona con el seudónimo de José.
  • Fuentes y datos para el estudio de la medicina p’urhepecha. En marzo de 1979, la DGCP, la Dirección General de Investigación Científica y Superación Académica (también de la SEP) y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, iniciaron el proyecto para estudiar la cultura purépecha. En agosto se conformó un equipo dedicado al estudio específico de la medicina tradicional, formado por especialistas en medicina, químico-farmacobiología y biología. Su trabajo se realizó en dos partes: 1) el estudio de las fuentes históricas (desde el siglo XVI) y 2) el registro de herbolaria, morfología humana, terapeutas y enfermedades. El equipo que trabajó en el área purépecha partía de dos convicciones: la práctica de la medicina tradicional es una forma de resistencia cultural y, por lo tanto, una política de salud para esta comunidad necesariamente tendría que tomar elementos de ambas culturas, de ambas medicinas (indígena y occidental) puesto que la población convive con ambas y acepta las prácticas de ambas.
  • “Programación del proyecto de medicina tradicional con la guía de la Subdirección de Unidades Regionales”. El documento afirma que la medicina tradicional era una línea de investigación de la DGCP, mediante sus investigadores y promotores culturales bilingües. La Unidad Regional Sur de Veracruz trabajó con grupos nahuas y zoque-popolucas, y se mencionan como métodos de investigación: entrevista abierta, diario de campo y observación participante. Dicha información se sistematizaría mediante fichas. Tenían un calendario de trabajo anual, siempre involucrando a la comunidad en la definición de objetivos y en la difusión de los productos del proyecto.

DGCP, “Cédula de recuperación de información sobre medicina tradicional”.

  • Herbolaria y etnozoología en Papantla, realizado por varios promotores de la DGCP en el área de Papantla. Reunió información sobre el uso de plantas medicinales en la región totonaca y registró sus nombres en español, totonaco y náhuatl. También hicieron recolección de unas 150 plantas, anotaron su forma de preparación y dosis de aplicación para cada enfermedad.
  • Testimonios de la medicina tradicional en la cabecera de Iztapalapa, de María Osorio y Fermín Nava. El proyecto rescata algunos testimonios sobre el uso de recursos herbolarios en los ocho barrios de la comunidad iztapalapense. El uso de chinanpas permitía que la población tuviera fácil acceso a hierbas con propiedades curativas.
  • La medicina tradicional Yaqui, de José Antonio Mejía Muñoz. Material surgido de una investigación sobre el uso de plantas medicinales entre los yaquis, solicitada por la misma comunidad en el marco del Plan Integral de Desarrollo.
  • Historia de la medicina tradicional totonaca, recopilada por Gabriel Sainos Guzmán. Material desarrollado por el Grupo de Salud Pumakuchin xla kilikuchankan (Centro de Curación con Nuestra Medicina) de la Organización de Campesinos y Médicos Tradicionales Kixax skunin. Recopila historias de la medicina totonaca, enfermedades de la población originaria, enfermedades que trajeron los españoles, herbolario, recetas, cosmovisión, rituales curativos, etcétera.
  • Los Coras: plantas alimentarias y medicinales de su ambiente natural, de Montserrat Gispert y Hugo Rodríguez. Los coras siguen utilizando una enorme cantidad de plantas silvestres, cuyo conocimiento ha pasado por transmisión oral de generación en generación. En la población de Jesús María, los autores identificaron 56 especies con propiedades medicinales, y en la de Mojocuautla se clasificaron 43 especies.


También se hicieron programas de Radio Educación, cuyos guiones pueden consultarse en el acervo documental del CID con las clasificaciones D/MT/20, D/MT/21, D/MT/80, D/MT/94, D/MT/113, D/MT/112, D/MT/114, D/MT/115, D/MT/116, D/MT/117 y D/MT/170. En el acervo fonográfico del CID hay grabaciones de radios comunitarias.


Fuentes

Anguiano, Marina, “Leonel Durán: teoría y práctica de las culturas populares”, en Tragaluz. Boletín del Centro de Información y Documentación, núm. 2, México, Conaculta-DGCP, diciembre de 1990, acervo documental CID D/2354.

Arana de Swadesh, Evangelina y Benjamín Pérez González, “Proyecto de capacitación de técnicos bilingües”, DGCP, s.f., acervo documental CID D/1886.

Bautista Castillo, Isidro y Pedro González Sabalza, “La salud de las comunidades indígenas: un estudio por ellas mismas”, ponencia presentada en la Reunión de Medicina Tradicional, Museo Regional de Oaxaca, 29-31 de agosto de 1979, acervo documental CID D/MT/18. También en Medicina tradicional, México, SEP-DGCP-Unidad Regional Acayucan, (Cuadernos de Trabajo Acayucan, 27), 1982, pp. 5-15, acervo bibliográfico CID BF997.

“Catálogo de trabajo de investigaciones sobre medicina tradicional”, México, DGCP, noviembre de 1988, acervo bibliográfico CID BF716.

Dirección General de Culturas Populares, Cédula de recuperación de información sobre medicina tradicional, s.f., acervo documental CID D/1004.

Fuentes y datos para el estudio de la medicina p’urhepecha, México, SEP-DGCP (Cuadernos de Trabajo CID, 2), 1982, acervo bibliográfico CID BF490.

Gispert Cruells, Montserrat y Hugo Rodríguez González, Los Coras: plantas alimentarias y medicinales de su ambiente natural, México, DGCP / INI / Instituto Nacional de Ecología, 1998, acervo bibliográfico CID 4289, disponible en el Repositorio.

Herbolaria y etnozoología en Papantla, México, SEP-DGCP, 1988, acervo bibliográfico CID 2530, disponible en el Repositorio.

“Informe de actividades realizadas en la cuenca del lago de Pátzcuaro por el equipo de etnobiología”, México, DGCP, s.f., acervo documental CID D/935.

Mejía Muñoz, José Antonio, La medicina tradicional yaqui, lugar de edición no registrado, DGCP, s.f., acervo bibliográfico CID 5846, disponible en el Repositorio.

Osorio Cisneros, María Félix y Fermín Nava Milán, Testimonios de la medicina tradicional en la cabecera de Iztapalapa, México, DDF-Delegación Iztapalapa / UAM Iztapalapa / Conaculta-DGCP / Casa de Cultura “Guillermo Bonfil Batalla”, (Proyecto Late Iztapalapa, 1), 1993, acervo bibliográfico CID BF165.

“Programación del proyecto de medicina tradicional con la guía de la Subdirección de Unidades Regionales”, Acayucan, Veracruz, SEP-DGCP-Unidad Regional Sur de Veracruz, 1987, acervo documental CID D/1207.

Rendón, Silvia, Notas sobre curanderismo en la meseta tarasca, México, SEP-DGCP (Cuadernos de Trabajo CID, 3), 1981, acervo bibliográfico CID BF491.

Sainos Guzmán, Gabriel (recopilador), Historia de la medicina tradicional totonaca, México, Conaculta / Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca, 2012, acervo bibliográfico CID 9845.

Tragaluz. Boletín del Centro de Información y Documentación, núm. 1, México, Conaculta-DGCP, octubre de 1990, acervo documental CID D/2354.

Todas las fuentes son parte del Acervo del Centro de Información y Documentación Alberto Beltrán (CID).

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En este sitio web puede ver los catálogos en línea y consultar algunos materiales digitalizados en el Repositorio.

La preservación de los documentos sonoros fue realizada gracias al apoyo de la Fonoteca Nacional.