Las enfermedades y sus causas en la concepción de la medicina tradicional

En la concepción de las enfermedades en el área que abarcó Mesoamérica subsisten elementos prehispánicos: lo frío es la tierra, lo caliente el sol, los aires se relacionan con el agua. El robo de la sombra (el alma) o el mal de ojo fusionan creencias (americanas y europeas) sobre el ser humano como entidad dividida entre una parte física y otra(s) inmaterial(es) (llamadas espíritu, alma o sombra) que es la “energía vital”.

Una clasificación inicial de las enfermedades permite distinguirlas entre naturales o fisiológicas y sobrenaturales. El esquema puede hacerse más complejo, según la comunidad y quién la observa e interpreta: sobrenaturales (susto, pérdida del alma, mal aire), naturales (parásitos, bacterias, virus, edad, accidentes) y de origen humano (provocadas o “puestas” por otras personas, generalmente brujería), cada una requiere terapéuticas distintas.

Son muchos los textos que hablan de la epidemiología de alguna comunidad específica. El médico y antropólogo Roberto Campos Navarro, por ejemplo, analizó el susto, el empacho, los nervios y la diabetes en un contexto ideológico urbano capitalino, con sus particulares concepciones acerca de la vida y la salud, la relación cuerpo y psique, la enfermedad y la muerte.

Bilis, estiradura, retortijones, resfrío de cuerpo y de estómago, venteadas, estérico, postemas, paletilla, tlajacabis, espanto, piquetes de animales venenosos, aljorra, coyolillo, enlechado, alferecía, cuajo… son algunos de los males que se observan en una comunidad totonaca y que se alivian con tratamientos que incluyen el misticismo y una relación humanista entre médico y paciente.

Laurencia Álvarez habla de Hueyapan: las enfermedades leves, que no causan mucha ansiedad, se consideran naturales, incluso se considera que no son enfermedades sino malestares provocados por comer inadecuadamente (enfermedad caliente). Las enfermedades graves, que causan gran angustia e incluso la muerte, son causadas por brujería (enfermedad regalada). Las verdaderas enfermedades para esta comunidad son las frías, o de aires, no hay en estos casos voluntad humana (ni por comer lo que no se debe ni por ser objeto de brujería).

Según Daniel Silver, para la comunidad tzotzil de Zinacantán las causas de la enfermedad pueden agruparse en: emanadas de los dioses, provocadas por brujería, o por causas naturales.

Los siguientes esquemas resumen las concepciones generales de la medicina indígena tradicional mesoamericana.

Interculturalidad en Salud. Experiencias y aportes para el fortalecimiento de los servicios de salud, pp. 64-67.

Enfermedades y contexto geográfico y socioeconómico

Para quienes migran del campo a la ciudad, el cambio en el estilo de vida, el estrés, el desarraigo, el choque cultural, influyen o merman la salud. En algunos sondeos, las comunidades reconocen como causas de las enfermedades más frecuentes la falta de higiene, la mala alimentación y la contaminación del agua, lo cual tiene que ver con las condiciones socioeconómicas. Además de ser un elemento de identidad cultural, la medicina tradicional es más accesible para la población rural por su bajo costo, si los conocimientos y la disponibilidad de recursos se alteran ello repercute en la salud de la población.

La enfermedad como desequilibrio

Según apunta Isabel Lagarriga, en casi todo el mundo la medicina tradicional concibe la enfermedad como una pérdida del equilibrio natural, sea por la pérdida de un elemento vital o por la intrusión de un elemento externo.

De acuerdo con las investigaciones de la Unidad Regional Michoacán de la DGCP, para los purépechas (y para el mundo mesoamericano en general) hay cuatro niveles de equilibrio necesarios para conservar la salud:

1. dioses y espíritus;
2. naturaleza, se rompe cuando la persona no se alimenta adecuadamente o no se cuida del frío o los aires;
3. social, se pierde al sentir envidia de las posesiones de otra persona o por estar entre la disputa de dos personas;
4. espíritu y cuerpo, se pierde cuando espíritu y cuerpo se separan, como en el caso de un susto.

A partir de esta clasificación se considera que existen enfermedades “buenas” (las de filiación cultural y la naturales) y “malas” (impuestas por brujería).

La polaridad frío-caliente, es una conceptualización extendida mundialmente, unos piensan que de América se extendió al Mundo y otros que viene del concepto hipocrático de los humores, que llegó con los españoles y que habría perdido los elementos húmedo y seco. Esta polémica sobre el origen del sistema frío-caliente ha dividido a quienes estudian este concepto y al respecto pueden consultarse los textos de Lagarriga, Foster o López Austin.

Igualmente, se discute si el concepto de “aires” proviene de España o de México. El artículo de Isabel Lagarriga citado en las fuentes permite acercarse a conceptos de la medicina tradicional mexicana como el sistema “frío-caliente”, tonalli, teoyolía e ihíyotl; alma respiratoria, alma-sueño y alma-sombra (pensamiento negro), etcétera.

Yolanda Sassoon ha trabajado sobre la relación entre enfermedad y lo sobrenatural en los grupos de la zona comprendida por Mesoamérica; la separación del alma dependiendo de la intensidad del susto; el debilitamiento ocasionado por la entrada de un mal aire.